La involución del cuarto poder

Caricatura de Eneko del blog …Y sin embargo se mueve / 20 Minutos

Cuenta la leyenda que el cuarto poder, el periodismo, nació con la idea de ser una fuerza independiente y contrarrestar a los otros tres poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Ahora bien, según el último informe de Reporteros Sin Frontera (RSF) la independencia del periodismo está tocada de muerte en todo el planeta. Lamentablemente esto se traduce en trágicas cifras: 75 periodistas asesinados en 2016, 349 encarcelados y 52 secuestrados.

Y si Europa hasta ahora era una isla paradisíaca para la libertad de información, en 2016 es una de las regiones donde se registró uno de los retrocesos más graves y eso gracias a legislaciones como la ley mordaza en España o la Carta de los Fisgones en Reino Unido. Entre otras cosas, la normativa británica permite almacenar datos de periodistas y sus fuentes.

RSF también pone de relieve la involución que implican las medidas de espionaje implementadas en Francia o Alemania que «son ejemplos de este nuevo caldo de cultivo represivo, que afecta a los medios europeos”.

Sin duda, por eso, la palma se la lleva en Turquía, donde a raíz del intento de Golpe de Estado de julio se inició una purga en los medios. En tan solo un día, el 27 de julio, se cerraron y exrpropiaron 45 periódicos,  29 editoriales, 23 radios, 16 canales de televisión, 15 revistas y tres agencia de noticias.

Otro de los puntos negros de la región es Siria el país más mortífero para los periodistas por cuarto año consecutivo. Siria, igual que Irak, Libia o Yemen viven sumergidos en un conflicto y, actualmente, son prácticamente Estados fallidos. En el caso de estos cuatro países asesinaron 35 periodistas, 19 de ellos en Siria, ocho en Irak, cinco en Yemen y tres en Libia. Esto propicia que sean conflictos olvidados porque, ante la peligrosidad de la situación, los reporteros extranjeros no acceden a estos países y no cubren los conflictos.

Pero tampoco quedan ajenos a esta situación Irán o Egipto, que con 27 periodistas encarcelados en cada uno de estos países ocupan el tercer lugar y solo son superados por China y Turquía con más de un centenar de informadores entre rejas. En el caso de Egipto, en 2013 los militares derrocaron el gobierno elegido en las urnas de los Hermanos Musulmanes e implementaron la dictadura militar de Abdel Fatah Al Sisi. Desde entonces, la libertad de información ha experimentado un claro retroceso.

¿Zona de paz?

América Latina, supuestamente, es una zona de paz y sin conflictos, pero no lo es para los periodistas. La presencia de carteles de la droga, las maras o la violencia crónica a raíz de las desigualdades sociales siguen implicando un grave peligro para la integridad de los reporteros. En esta región se asesinaron un total de 31 periodistas, una cifra que RSF califica de “balance catastrófico”. Con 13 asesinatos, México continua encabezando la lista negra, en la que le siguen Guatemala (8), Brasil (4), Honduras (3) y Venezuela, Perú y El Salvador con una víctima en cada uno de ellos.

En la mayoría de los casos el patrón es muy similar: los crímenes se cometen en poblaciones apartadas de las grandes ciudades y que las víctimas son periodistas locales que tocan temas judiciales, sociales, ambientales o del crimen organizado. Según RSF esto se explica por «por la falta de mecanismos de protección o por las deficiencias de éstos, pero sobre todo, por el alarmante grado de violencia, corrupción e impunidad en la mayoría de los países de la zona”.

Sin esperanzas

Pese que en África se han reducido más de la mitad los asesinatos de periodistas, que han pasado de los 13 del 2015 a los 6 del 2016, la región sigue siendo una de las más peligrosas para desarrollar la libertad de prensa. “En muchos países sencillamente lo que sucede es que se ha dejado de informar”, puntualiza RSF. En este sentido, muchos de los medios independientes han desaparecido, los periodistas han tenido que dejar la profesión o exiliarse, así como aplicarse la autocensura para no morir, no ser detenidos y encarcelados o para evitar ser despedidos.

En el continente, el punto negro es Eritrea donde desde hace años hay once periodistas detenidos sin ningún tipo de acusación ni posibilidad de defenderse o ver a sus familias.

De un modo similar sucede en Asia y el Pacífico, donde se ha reducido los asesinatos de reporteros, pero no su cautiverio. Este continente se caracteriza por legislaciones represivas que van contra la libertad de expresión como es el caso de China, Vietnam, Birmania o Filipinas.  En total, se encarcelaron a 126 periodistas, blogueros o sus colaboradores en la región. Como en Latinoamérica, en Asia las principales víctimas son reporteros que ejercen el periodismo local.

En el caso de las víctimas, 16 personas vinculadas al mundo del periodismo fueron asesinadas. El trágico balance lo encabeza Afganistán donde mataron a 3 periodistas y 7 colaboradores suyos, seguido de India y Pakistán con dos reporteros asesinados en cada uno de estos países, y Bangladesh con un colaborador muerto.

Además, países de la zona como Australia o Japón, hasta ahora considerados un ejemplo en libertad de expresión, también han entrado en retroceso en esta materia. “Australia confirmó la tónica dominante en muchos países, en 2016, con respecto a la privacidad de las fuentes, más cuestionada que nunca este año, y al espionaje indiscriminado e impune» a periodistas, destaca RSF. En este país la policía irrumpió en mayo del 2016 en la sede de varios medios de comunicación.

En el caso de Japón, el ministro de Comunicación, Sanae Takaichi, recordó en mayo a los medios que pueden ser revocadas sus licencias si no son políticamente justos a la hora de informar, algo que cinco periodistas afirmaron que se trataba de una amenaza y coartaba su libertad de información.

Un panorama desolador para los que quieran seguir trabajando por un periodismo de calidad e independiente, pero, pese las adversidades, lo seguiremos intentando.