Tunisia still struggles

They were the forerunners of the Arab Spring and 15-M movement around the world. His courage and willingness of change became a example about how a people can end up with a corrupt and rotten totalitarian regime. Tunisian’s Jasmine Revolution spread its revolutionary spirit to its neighbors (Egypt, Libya, Yemen, Syria …) and showed the worst side of our world: international community negotiated with totalitarian regimes and looked the blind eye to people’s suffering. However, Tunisia has failed democratic stability and the rule of law they wanted.

tunisian_women_flag_by_fareseleil-d56iaq2-001It has been two and a half years since Mohammed Bouazizi, 26, set himself on fire in Sidi Bouzid to protest economic hardship, unemployment and regime’s police repression. That symbol, that became the catalyst for a wave of protests that sent dictator Zine El Abidine Ben Ali and the Trabelsi clan into exile, was the start of Arab Spring. But legalization of Islamist parties and the coming to power of Ennahda (moderate Islamists) has generated great social instability, specially secular sectors. The problem is not Ennahda, which governs under great social pressure, but radical Salafism is trying to impose issues like veil and Islamic law in the next tunisian’s constitution. Media highlights Islam is the only problem, but Islam has always existed in Tunisia; the difference is that before Jasmine Revolution women could not wear the veil if they wanted and now extremist sectors are trying to impose it.

Today Tunisia remains an example of struggle, because they weren’t helped by international community (France, for example, gave support to Ben Ali until it realized it was exposing itself in front of the whole world) and have managed to establish a democratic basis that they’d never had before. Nevertheless, Constitution is delayed and society is getting impatient. If Tunisians reach an agreement and manage to appease the extremists, Tunisia could become an example of coexistence, stability and rule of law. An Arab country should not be incompatible with feminism, democracy and freedom. Hopefully Tunisia succeed and get shut many mouths.

↓Castellano↓

Túnez sigue luchando

Ellos fueron los precursores de la Primavera Árabe y del movimiento 15-M en el mundo entero. Su valentía y sus ganas de cambiar las cosas les convirtieron en el ejemplo de cómo un pueblo puede acabar con un régimen totalitario y corrupto hasta la podredumbre. La Revolución de los Jazmines tunecina contagió a sus países vecinos (Egipto, Libia, Yemen, Siria…) ese espíritu revolucionario y puso de manifiesto la peor cara del mundo en el que vivimos: la comunidad internacional negociaba con regímenes totalitarios y hacía la vista gorda con el sufrimiento de los pueblos. A pesar de ello, Túnez no ha conseguido la estabilidad democrática ni el Estado de derecho que deseaba.

Han pasado dos años y medio desde que Mohamed Bouazizi, de 26 años, se prendió fuego en Sidi Bouzid como protesta a las dificultades económicas y laborales y a la dura represión policial del régimen. Ese gesto, que se convirtió en el detonante de una oleada de protestas que enviaron al exilio al dictador Zine El Abidine Ben Ali y al clan de los Trabelsi, fue el inicio de la Primavera Árabe. Pero la legalización de los partidos islamistas y la llegada al poder de En Nahda (islamistas moderados) ha generado una gran inestabilidad social con los sectores laicos de la sociedad. El problema no es En Nahda, que gobierna bajo una gran presión social, sino el salafismo radical que intenta imponer cuestiones como el velo y la ley islámica en la futura Constitución del país. Me preocupa que los medios de comunicación señalen al islamismo como si fuera el único problema porque el islamismo siempre ha existido en Túnez; la diferencia es que antes las mujeres no podían ponerse el velo si lo deseaban y ahora los sectores más extremistas intentan imponerlo.

Hoy Túnez sigue siendo un ejemplo de lucha, ya que no recibieron la ayuda de la comunidad internacional (Francia, por ejemplo, dio su apoyo al principio a Ben Ali hasta que se dio cuenta de que estaba quedando en evidencia ante el mundo entero) y han conseguido asentar unas bases democráticas que nunca antes habían tenido. A pesar de todo, la Constitución se retrasa y la sociedad se impacienta. Si los tunecinos consiguen llegar a un acuerdo y calmar a los extremistas, Túnez podría convertirse en un ejemplo de convivencia, democracia y Estado de derecho. Un país árabe no debería ser incompatible con el feminismo, la democracia y la libertad. Ojalá Túnez salga adelante y consiga callar muchas bocas.

CLÁUDIA MORÁN